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2 de Junio de 2014
La conexión emocional que eventualmente experimentan dos personas al desarrollar juntas una idea creativa o al compartir un baile o un acto amoroso va más allá de una sensación; es una interacción real entre los cerebros de ambos individuos, revela un estudio realizado por científicos del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS) de la UNAM.
Con un modelo computacional propio, Tom Froese, David Rosenblueth y Carlos Gershenson, del Laboratorio de Sistemas Auto-organizados de esa entidad, se dieron a la tarea de comprobar que el cerebro humano no actúa aislado y es capaz de extender sus conexiones más allá de su propio sistema para funcionar junto con el de otro individuo, siempre que exista una identificación en el campo afectivo, intelectual o social.
De acuerdo al modelo teórico, basado en matemáticas y computación, no hay misterios en el hecho de compartir la mente.
Para pasar de la teoría a la práctica y de un modelo teórico-computacional a otro donde se midiera la experiencia entre personas reales, Froese y sus colegas del IIMAS se unieron con los científicos Hiroyuki Iizuka, de la Universidad de Osaka, y Takashi Ikegami, de la Universidad de Tokio, para implementar un ambiente de realidad virtual y explorar la interacción humana en la vida real.