Muestran riqueza musical del México precuauhtémico

3 de Marzo de 2014

Muestran riqueza musical del México precuauhtémico

Con sonidos de ocarinas, flautas de uno, dos, tres y cuatro tubos; silbatos y flautas globulares, el profesor investigador del Departamento de Música del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ernesto Cano Lomelí, expuso el mágico sonido de los instrumentos precuauhtémicos durante su conferencia “Herencia musical del México antiguo”.

Invitado a participar para inaugurar el primer ciclo de conferencias, “Espacio, imagen y memoria”, que organiza el Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), Cano Lomelí inundó de sonidos antiguos el salón en el que estuvieron decenas de estudiantes de las licenciaturas de Historia del arte y Estudios liberales, quienes escucharon al etnomusicólogo universitario hablar sobre cómo, desde que era estudiante, buscó el origen de la música antigua.

“Tuve que utilizar diversos recursos para saber dónde localizar la música antigua. Leí a muchos de los cronistas que hablaban sobre las fiestas, los bailes e instrumentos que utilizaban; mencionan que los niños de los calpulli y calmecac tenían la obligación de aprender a cantar, a tocar instrumentos y a danzar, además de practicar deportes. Era una disciplina de todos los días asistir al cuicacalli, casa del canto, porque iban a entender su historia, cultura y tradiciones”.

Explicó que la fuente más importante para entender la música precuauhtémica ha sido la localización, por parte de los arqueólogos, de numerosos instrumentos musicales enterrados en los centros ceremoniales, “y cuyos hallazgos nos hablan de la variedad de instrumentos musicales que los antiguos pobladores tenían. Al arqueólogo le interesa saber cuándo se creó el instrumento, pero, para el músico, lo más importante es el sonido, cómo se hacía la música”.

Luego, Cano Lomelí, mostró a los asistentes los sonidos guardados en instrumentos de su colección, algunos originales encontrados en excavaciones y otras imitaciones de los antiguos, o hechos en su propio taller. Mostró un silbato triple que imita el sonido de un águila; flautas sencillas, dobles, triples y hasta de cuatro tubos; flautas globulares en formas de ave, llamadas ocarinas, que “los arqueólogos han encontrado y que se acoplan armónicamente en diferentes tonos”.