MÉXICO ENFRENTA “UNA QUIEBRA MORAL Y ÉTICA”: LUIS LEÑERO OTERO

13 de Noviembre de 2014

MÉXICO ENFRENTA “UNA QUIEBRA MORAL Y ÉTICA”: LUIS LEÑERO OTERO


La situación que vive nuestro país en Iguala no es privativa de ese municipio ni de Guerrero; México enfrenta “una quiebra moral y ética” producto de la gran desigualdad que desde hace décadas persiste entre la población, a lo que hoy se suma la actividad del crimen organizado, expresó el doctor Luis Leñero Otero, Profesor Emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Estudioso de las ciencias sociales desde hace más de 54 años e interesado en la necesidad de la acción social autogestiva, de la educación popular y de la promoción social y comunitaria, el doctor Leñero Otero se refirió –en entrevista con el Semanario de la UAM– a los acontecimientos de Ayotzinapa, Guerrero, y señaló que además de las instituciones del Estado, “la Iglesia también falló”.

En un país donde más de 80 por ciento de su población es católica, dijo, “la Iglesia es la que daba un poco la tónica de lo que podía ser una moral, independientemente de su poder; sin embargo no supo hacerlo”.

Debido a sus propios conflictos, se tuvo que encerrar, defenderse y no supo asumir una línea que a nivel internacional se ha planteado desde hace tiempo, en un “sentido cristiano de pensar en los pobres, trabajar con los pobres de ayudar a los pobres”, señaló el doctor Leñero Otero, quien en sus temas de investigación ha cultivado como especialidad general la sociología de la cultura, particularmente en el tema poblacional y de la familia, así como la sociología de la religión.

El investigador señaló que la educación y la organización social son caminos “absolutamente necesarios” para enfrentar estas situaciones, pero “tenemos que hacerlo inteligentemente y sabiendo qué es lo que podemos hacer y evaluando lo que hacemos; y ahí tienen un papel muy importante las ciencias sociales”.

En ese contexto “yo les digo a mis estudiantes que tienen un trabajo muy importante por realizar; que no es fácil el ejercicio de la profesión, porque éste debe tener sentido social”, y añadió que las ciencias sociales tienen que ser promotoras de la toma de conciencia de la gente y de una ética que tiene que estar presente para poder convivir entre unos y otros “independientemente de que pensemos diferente o tengamos una religión diferente…tiene que haber mecanismos de vinculación, participación y ayuda y eso lo pueden hacer los jóvenes universitarios”.

El doctor Luis Leñero Otero nació el cinco de abril de 1934 en el Distrito Federal y recientemente cumplió 58 años de docencia –pues muy joven se habilitó como profesor de enseñanza media en la Escuela Normal Superior de México– y 54 como investigador social profesional. Es una trayectoria por la que tengo que agradecer “a todos mis maestros, a mis padres, a mis hermanos”, porque con su apoyo “me ayudaron a tener ese sentido de la vida que uno aprende inconscientemente”.

Con afecto y calidez habla orgulloso de sus padres, siempre dedicados al trabajo, su hermano Armando “sabio, emprendedor y generoso” quien fuera director administrativo de la Universidad Iberoamericana; de sus hermanas con quienes “comprendí toda la perspectiva de género”, de su esposa, la antropóloga María del Carmen Elu, y su hermano Vicente que “desde pequeño hacía su periodiquito y yo le ayudaba, y con quien compartí muchos ideales” y a sus cuatro hijos, “artistas recreadores de mundos musicales, literarios y pictóricos”.

El doctor Leñero Otero se tituló como licenciado en Ciencias Sociales por la UNAM en 1963 y posteriormente hizo estudios de posgrado en el Instituto de Países en Vías de Desarrollo y en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Lovaina, Bélgica. Más tarde se incorporó a los estudios de doctorado en Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Libre de Bruselas.

De vuelta en México desempeñó múltiples tareas de profesionales y de investigación social, al dirigir al Instituto Mexicano de Estudios Sociales, A.C. que llegó a constituirse tanto a nivel nacional e internacional como un organismo orientado en favor de la acción social autogestiva de organizaciones civiles.

“A mí lo que siempre me interesó desde muy joven fue dar clases, yo quería ser profesor”, dice el doctor Leñero, quien al cumplir 54 años de magisterio universitario ha impartido 179 cursos a nivel licenciatura y posgrado, además de 55 cursos de segunda enseñanza y de 19 seminarios y talleres extra académicos de educación continua o para adultos, promotores y agentes sociales.

Antes de incorporarse a la planta académica de la UAM, el doctor Leñero Otero fue cofundador, profesor del Departamento de Sociología de la Universidad Iberoamericana, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y profesor invitado en más de una docena de universidades de México y de otros países.

A la UAM ingresó en 1978 y desde entonces en todos sus cursos su principal aporte ha sido la enseñanza centrada en la práctica social de los alumnos, con trabajo en equipo, en talleres y seminarios, “buscando siempre que los estudiantes logren su aprendizaje teórico práctico a través del contacto directo con la realidad social”.

A través de 114 investigaciones dirigidas ha contado con la colaboración de más de 200 investigadores mexicanos y extranjeros en temas como Desarrollo social, promoción y organización de base autogestiva; Sociología de la población; Familia y vida cotidiana; Género y generaciones; Sociocultura y subculturas, así como Socioreligión y creencias.

Sobre estos temas ha publicado 32 libros y 86 artículos en revistas especializadas o como capítulos de libros.

El doctor Luis Leñero fue reconocido con el nombramiento como Profesor Distinguido de la UAM en 2006 y con el Premio Ciudad Capital: Heberto Castillo Martínez 2008 en Ciencia, Educación y Sociedad, patrocinado por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Gobierno del Distrito Federal.

Expresó que en la UAM “he podido realizar lo que eran mis sueños y a ella le debo mucho, porque a pesar de mi trabajo anterior, no hubiera podido hacer lo que he hecho en términos de contribuir a la formación de varias generaciones de alumnos de esta universidad”.

RR