“Somos el catálogo de las posibilidades no fallidas”

9 de Diciembre de 2014

“Somos el catálogo de las posibilidades no fallidas”

El origen, desarrollo y previsible fin de la vida en este planeta y probablemente en el Universo entero.

Este es, de manera extremadamente resumida, el campo de estudio del científico argentino Alberto Kornblihtt, eminencia mundial de la investigación genética, la biología molecular, el ácido desoxirribonucleico (ADN) y las numerosas aplicaciones que estos elementos tienen en la agricultura, el tratamiento de enfermedades, la moda, el conocimiento del origen del ser humano o la medicina, un aspecto que tiene suma relevancia política y social en Argentina, donde gracias a las pruebas de ADN se han podido identificar las relaciones con sus verdaderos familiares de decenas de hijos de asesinados durante la dictadura militar.

Todos los seres vivos están formados por células y, como recordó el científico bonaerense, denominado el “Messi de la ciencia argentino”, fue hace unos 3 mil 800 millones de años cuando surgió –los científicos suponen que en la Tierra, pero no tienen certeza absoluta– aquella primera célula.

“Todo indica que si hubo distintos orígenes de la vida, sólo uno de ellos fue el que tuvo éxito, y a partir de ese surgieron todos los seres vivos que habitaron el planeta”. Para reforzar lo anterior citó al pensador italiano Italo Calvino: “Somos el catálogo de las posibilidades no fallidas”.

En una charla plagada de humor, anécdotas, datos históricos sobre la evolución de la genética y numerosos ejemplos y analogías que permitieron a los asistentes entender, por ejemplo, por qué es muy difícil determinar qué influye más en la manera de comportarse de un ser humano adulto, si el ambiente o los genes, Kornblihtt ofreció una apasionada disertación acerca de sus descubrimientos y los de varios de sus colegas, durante el Café Scientifique ITESO que tuvo lugar la noche del miércoles 3 de diciembre en la biblioteca del campus.

“El número de genes que tiene nuestro genoma –que son 20 mil– no es muy diferente del número de genes que tiene un gusano miserable. Esto es lo que diríamos, psicoanalíticamente, una gran herida narcisista”, apuntó el integrante de la Academia de Ciencias de Estados Unidos.

“¿Y por qué somos más complejos que un gusano? Una respuesta posible es no sé, que es bien válida”, dijo el argentino sin bromear, pero haciendo reír a varios de los presentes, quienes también escucharon su otra respuesta: “O tiene que ver que con el mismo número de genes nosotros podemos hacer muchas más proteínas que el gusano, es decir, aprovechamos el genoma de una manera mucho más grande que lo que la aprovecha el gusano, y ese es uno de los temas que investigamos en nuestro laboratorio: ¿cómo hace cada gen para producir más una proteína, con un fenómeno que se conoce como splicing alternativo?”.

¿Qué nos hace ser lo que somos?
Ojos verdes o cafés; gusto por la música clásica o por el reggae; mayor facilidad para el futbol o el ajedrez; preferir las matemáticas a la poesía… Suele ocurrir, recordó este doctor en biología molecular, que les atribuimos a las personas algunas de sus características a los genes de “papá y mamá” –una postura determinista-, aunque también están los que sostienen que no importan tanto los genes, sino el ambiente, la educación, el entorno.

“En los humanos es muy difícil establecer con precisión el porcentaje de cada uno de los dos componentes. ¿Por qué? Porque no hay capacidad de hacer muchos estudios poblacionales en humanos, debido a que el número de crías que tenemos es bajo, entonces es muy difícil hacer estudios que permitan saber cuándo una característica que aparece en la progenie [descendencia o conjunto de hijos] está determinada por los genes de los ancestros y no por un fenómeno ambiental”, explicó para, acto seguido, utilizar como ejemplo a los 20 hijos que tuvo Johann Sebastian Bach, el genio alemán de la música.