Asociación Nacional de Universidades
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21 de Noviembre de 2014
A José Morales Orozco, SJ le habría gustado servir en la Misión jesuita de la sierra tarahumara; con esa ilusión entró a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1963. Pero su primera encomienda fue desempeñarse como Rector del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias en Guadalajara, al mismo tiempo que fungía como Superior del Filosofado de la Compañía de Jesús en México.
También le habría gustado seguir dando clases como las que impartió en el ITESO a partir de su ordenación, y fue algo que le costó dejar cuando en 1989 fue nombrado Provincial de la Compañía de Jesús en México.
Recién terminado su tercer periodo de rectorado en la Universidad Iberoamericana (Uia) Ciudad de México, solicitó su primer año sabático, pero el actual Provincial en México, Francisco Magaña, SJ, lo nombró Rector del ITESO, cargo que asumió el pasado viernes 14 de noviembre como sucesor de Juan Luis Orozco, SJ. En sus más de 50 años de caminar jesuita, Morales entiende el valor de su disposición a esta nueva misión apostólica.
“No se trata de entrar a la Compañía de Jesús para que tú te realices en ella, sino para realizar la misión que tiene la Compañía, y es una misión corporativa; esto implica que estés dispuesto a ir a cualquier parte del mundo, porque la misión es universal”, declara el nuevo titular de la Universidad Jesuita de Guadalajara.
Y su misión, efectivamente, ha sido universal; vivió en Quebec, Canadá, en su último año de formación jesuita; su magisterio fue en Estados Unidos; cursó el Doctorado en Teología en la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid, España; fue llamado a Roma, Italia en 1996 para ser consejero del entonces Prepósito general, Peter Hans-Kolvenbach, SJ, y antes de permanecer 11 años en la Ciudad de México estuvo a punto de partir a África. Ahora, el jesuita comienza su periodo como Rector en la ciudad en la que creció.
Considera que todos sus años de formación y apostolado le han dado herramientas para su nuevo cargo; ha aprendido a saber escuchar, a confiar en las personas, a respetar el principio de subsidiariedad, a tratar de sacar lo mejor que tiene cada persona, a saber reírse de sí mismo, y lo que más trabajo cuesta, a tomar decisiones.
“Con esa actitud y con lo que he aprendido pretendo aportar al ITESO, y con confianza en los jóvenes; yo creo mucho en ellos”.
^LB