“La obesidad osteosarcopénica puede ser detonante de mortalidad en un adulto mayor”

2 de Marzo de 2020

“La obesidad osteosarcopénica puede ser detonante de mortalidad en un adulto mayor”


27 de febrero de 2020.

• La pérdida de masa muscular, la debilidad de huesos y la obesidad son padecimientos que, en coexistencia, tienen un fuerte impacto en la calidad de vida de las personas, especialmente en aquellas mayores de 60 años.

Que en México haya una epidemia de sobrepeso y obesidad no es novedad. Tres de cada cuatro adultos, uno de cada tres adolescentes y uno de cada cuatro niños presentan estos padecimientos, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El problema detrás de esos kilos extra va más allá debido a que la obesidad detona un abanico de problemas físicos y fisiológicos, sin contar los psicológicos. Es el caso de la obesidad osteosarcopénica (OSO, por sus siglas en inglés), síndrome que se refiere a la coexistencia de tres condiciones que comprometen los tejidos óseos (osteopenia u osteoporosis), musculares (sarcopenia) y adiposos (obesidad).

Ana Bertha Pérez Lizaur, académica de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México, charló sobre este tema con estudiantes de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos el 20 de febrero pasado, en el Auditorio D1.

Sufrir esta condición tiene consecuencias adversas para la calidad de vida e incluso para la vida misma, señaló la ponente.

“La obesidad osteosarcopénica puede ser detonante de mortalidad en un adulto mayor, debido a caídas y fracturas. Provoca fragilidad y desórdenes metabólicos, disminuye la calidad de vida, y aumenta la morbilidad y la discapacidad física”, dijo.

Las mujeres y los adultos mayores son los grupos de la población que tienen más riesgo de sufrir esta condición, afirmó Pérez Lizaur, y agregó que se estima que hasta 60 por ciento de las mujeres mayores de 50 años tiene osteopenia y una de cada cinco, osteoporosis.

Tratamiento

Ana Bertha Pérez añadió que el tratamiento debe ser multidisciplinario y enfocarse en mitigar riesgos considerando la nutrición, la actividad física y los acompañamientos psicológico y farmacológico.

En lo concerniente a la nutrición la experta comentó que se debe procurar una dieta alta en proteína, incrementar el consumo de carbohidratos complejos con bajo índice glucémico, y garantizar una ingesta adecuada de calcio y vitamina D.

El plan de actividad física debe ser diseñado para mantener fuerte el hueso, ganar fuerza muscular, perder masa grasa y mejorar equilibrio para prevenir caídas. En cuanto al acompañamiento farmacológico no existen medicamentos que puedan revertir la OSO, pero sí están aquellos que pueden tratar de manera individual cada una de las condiciones que le dan forma.

Prevención

La obesidad osteosarcopénica no es un padecimiento que surja de un día a otro. El estilo de vida, los cambios hormonales y factores genéticos son determinantes de los cambios en la composición corporal.

La prevención se vuelve importante en el contexto de la OSO. El Inegi estima que para el año 2050 más de 28 por ciento de la población mexicana tendrá 60 años o más, lo cual implicará una mayor demanda de los servicios de salud para este sector con la correspondiente carga al gasto público.

Lizaur Pérez señaló que la prevención puede empezar desde antes de que la persona nazca, asegurándose de que la mujer embarazada cuide la alimentación y tenga un estilo de vida saludable.

Si bien no se puede manipular el aspecto genético, un historial familiar con presencia de fracturas osteoporóticas se considera factor de riesgo. “Lo que sí se puede cambiar son los factores del estilo de vida. Las personas físicamente activas tienen menos riesgo de sufrir patologías asociadas a la composición corporal que aquellas que tienen un estilo de vida sedentario”, enfatizó la nutrióloga.

Es en este ámbito donde los profesionales de la nutrición tienen un papel primordial, ya que “deben ser especialistas en ayudar a modificar el estilo de vida de la gente. En la alimentación un consumo habitual de pocas proteínas y omega 3, muchos carbohidratos de alto índice glucémico y grasas saturadas, exceso de sodio e insuficiencia de calcio, potasio y diferentes vitaminas puede favorecer el desarrollo de la obesidad osteosarcopénica”, mencionó.

Añadió que una intervención oportuna y personalizada, que incluya un adecuado tratamiento nutricio y farmacológico, así como ejercicio físico y apoyo psicológico, podría prevenir la aparición de complicaciones o disminuir el impacto de la OSO.