Arte digital de la UAM, un diálogo con el mundo

16 de Octubre de 2025

Arte digital de la UAM, un diálogo con el mundo

La exposición reunió 15 piezas que exploran la memoria, la identidad, la inteligencia artificial y la explotación animal, entre otros temas

Curada por el doctor Hugo Solís García, la muestra formó parte del programa Digilab del festival MUTEK México

Alejandro Espinoza Sánchez

En el corazón de una muestra colectiva que entrelaza arte, tecnología y memoria, creadores formados en la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) compartieron obras que revelan el pulso íntimo de una generación que piensa, programa y siente desde lo digital.

La exhibición, presentada en el marco del festival internacional MUTEK México, reunió 15 piezas de arte electrónico y comunicación visual, 10 de ellas realizadas por egresados de la Licenciatura en Arte y Comunicación Digital, y las otras cinco por estudiantes activos. Bajo la curaduría del profesor Hugo Solís García, la muestra se convierte en un espacio de convergencia entre la academia y los circuitos profesionales del arte contemporáneo.

Solís García, docente del Departamento de Artes y Humanidades de la UAM, ha sido una figura clave en la consolidación de esta licenciatura, que en sus años de existencia ha generado proyectos terminales con fuerte carga conceptual y técnica.

“Cada año los alumnos presentan un documento y una obra artística como parte de su cierre académico. Esta exposición reunió piezas seleccionadas de distintas generaciones, priorizando aquellas que por su factura y formato estaban listas para ser montadas”, explicó el académico, quien también participó como conferencista en el programa Digilab, la rama educativa de MUTEK.

La muestra, puesta en el Centro de Cultura Digital, incluyó instalaciones, videoarte, fotografía y escultura digital. El criterio curatorial se centró en obras que exploran las posibilidades del arte electrónico desde enfoques personales, sociales y especulativos. “Digilab busca visibilizar a artistas emergentes y propuestas locales. Vincularlo con la Unidad Lerma fue una oportunidad para mostrar cómo la academia puede dialogar con festivales consolidados sin perder su carácter experimental”, añadió en entrevista.

Entre las piezas expuestas, se presentó Manuel Alejandro Mendoza Valencia, egresado de la sede Lerma y actual estudiante de Maestría en Inteligencia Artificial Aplicada. Su obra parte de objetos encontrados en tianguis: zapatos, lentes, relojes, collares. que alguna vez pertenecieron a alguien.

A través de algoritmos de IA, Mendoza genera imágenes que especulan sobre las historias detrás de esos objetos: quién los usó, en qué escenarios cotidianos aparecieron, cómo se veían esas personas. “Me interesa que las imágenes parezcan parte de un álbum familiar, que el objeto no sea el protagonista, sino un elemento más en la vida de alguien”, indicó. Las fotografías impresas dan cuerpo a lo que antes era solo una posibilidad digital, borrando la frontera entre lo virtual y lo tangible.

La obra de Mendoza refleja una inquietud estética y una postura crítica sobre la memoria y la identidad. “Trabajo con tecnología desde lo técnico, pero me gusta traerla al plano físico, quitarle ese halo místico que tiene la inteligencia artificial y convertirla en algo que se puede tocar, sentir, recordar”. Su formación como programador le permite manipular herramientas complejas, pero su sensibilidad artística lo lleva a preguntarse por lo humano detrás de los datos. “Imaginar cómo vive alguien que ya no está, cómo era su casa, qué comía (…) esa necesidad de completar la historia es lo que me mueve”.

Otra voz en la exposición fue la de Paulina Arias Azpeitia, una joven artista egresada hace apenas un mes de la misma licenciatura. Su obra aborda la explotación animal desde una perspectiva ética y estética. Vegana desde hace cuatro años, la creadora comenzó a asistir a vigilias, acompañamientos a animales antes de entrar al matadero, como parte de su proceso artístico.

La instalación combina video documental con escultura en impresión 3D, modelada completamente en Blender, que es un software de creación. “Quería hablar de cómo dejamos de ver a los animales como seres sintientes y los convertimos en cuerpos. Mi pieza es una fragmentación del cuerpo animal, como lo vi en las vigilias”, detalló.

La sombra proyectada en el piso, que evoca un baño de sangre, permite al espectador intervenir la obra con su presencia, generando una experiencia inmersiva. “Uno sigue interviniendo el cuerpo del animal al acercarse. Es una manera de reflexionar sobre nuestra participación en ese sistema”, señaló.

Para la artista, llevar este tema a un espacio museográfico representa un logro significativo. “Quería que se hablara de esto en un lugar como este. Me interesa seguir trabajando con video y seguir abordando la explotación animal desde el arte”.

La exposición no solo mostró obras terminadas, sino también trayectorias en formación. Solís García lo resume con una palabra: latente. “Son proyectos que están en sus primeras manifestaciones, pero que pueden convertirse en carreras profesionales”.

La academia permite explorar orillas no comerciales, eso es valioso en un festival como MUTEK, que se realizó del 7 al 12 de octubre. Su propio trabajo como artista e investigador lo ha llevado a desarrollar instalaciones sonoras con pianos electromagnéticos e instrumentos inventados en los talleres de la UAM y que, en noviembre próximo, presentará una de sus piezas en un festival internacional en Grecia, como parte de su producción individual.

La muestra en el Centro de Cultura Digital se inscribió en un ecosistema creciente de espacios dedicados al arte, la ciencia y la tecnología en México. Solís García mencionó referentes como el Centro Multimedia, el Laboratorio Arte Alameda y el propio Centro de Cultura Digital como nodos donde convergen juventudes, poéticas digitales y prácticas experimentales. “La UAM ha sido muy atrevida en validar la producción artística como campo del conocimiento. Eso nos permite entender el arte como investigación”.

Desde la especulación íntima de objetos olvidados hasta la denuncia ética de sistemas de consumo, las obras presentadas en esta exposición revelan el potencial del arte digital como herramienta de pensamiento crítico y expresión sensible. Son latencias que se transforman, memorias que se reconfiguran, cuerpos que se resignifican. Y, sobre todo, son voces jóvenes que desde la Unidad Lerma encuentran en el arte electrónico un lenguaje propio para dialogar con el mundo.