El robusto sistema bancario del Porfiriato colapsó en la revolución mexicana

3 de Marzo de 2020

El robusto sistema bancario del Porfiriato colapsó en la revolución mexicana


28 de febrero de 2020

• La edición de la UAM La moneda y la banca durante la Revolución fue presentada en la FIL de Minería

En 1913, el sistema bancario construido pieza por pieza y con mucha astucia durante el Porfiriato colapsó por el estallamiento de la Revolución Mexicana, después del golpe de Estado contra el presidente Francisco I. Madero y que colocó a Victoriano Huerta en el poder, porque sólo se ocupó de financiar al gobierno usurpador en los meses posteriores, sostuvo el doctor Ricardo Solís Rosales.

La banca tuvo que trabajar a puerta cerrada, porque los insurgentes consideraron que había tomado el camino de la contrarrevolución y decidieron jugar una política monetaria contra ésta, lo que llevó a Venustiano Carranza a declarar la incautación de 1916 a 1921.

El profesor del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana detalla en su libro La moneda y la banca durante la Revolución Mexicana, presentado en la Feria Internacional del Libro de Minería, que un sistema bancario muy robusto colapsó y no sobrevivió, debido a que la fuerza de la conflagración no podía dejarlo, por lo que no pudo resistir a “ese tsunami social”.

Para financiar los gastos del proceso empezaron a emitir billetes respaldados con el nombre de los insurrectos, sin contar con un apoyo monetario o metálico, en una decisión que ocasionó una enorme inflación, reflejada en el aumento de los precios de los productos de primera necesidad y las “calamidades que ya traía la revuelta”.

La lucha en los campos de batalla y el alto costo en los productos básicos que deterioraron el poder de compra de la población de bajos ingresos crearon un clima de fragilidad y miseria en una parte importante de la población.

En ese contexto, los sublevados no tenían otra explicación más que financiar el movimiento con papel moneda, como lo hizo el general Francisco Villa que imprimió algunos billetes.

En el Salón Galería de Rectores del Palacio de Minería, el investigador mostró su texto que tiene en la portada una moneda de un peso de plata que en su anverso presenta la frase “Muera Huerta”, famosa porque la hizo “Villa y forma parte de esta búsqueda de fuentes de financiamiento de la Revolución a la que acudieron la mayoría de los principales dirigentes militares de la Ciudad de México.

“Incautación no representa nacionalización de los bancos, porque Carranza tuvo la astucia de no hacerlo, ya que en periodos de lucha armada quedarse con activos y pasivos es muy difícil de administrar, puntualizó el doctor Solís Rosales.

El texto cubre el periodo más álgido de la conflagración desde el punto de vista de los bancos que comprende de 1913 a 1921 y analiza la reconstrucción del sistema bancario una vez terminada la lucha, quedando en primer lugar el Banco de México que se fundó en 1925, el de Crédito Agrícola en 1926 y las viejas entidades financieras que sobrevivieron, más algunas otras de la Revolución que dieron lugar al denominado Sistema de Banca Mixta.

De tal manera que hacia la década de 1930 sólo quedaron el Banco Nacional de México y algunos otros que no le prestaron dinero a Victoriano Huerta y por eso sobrevivieron.