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8 de Julio de 2025
El conflicto y la paz en Medio Oriente son temas intrincados y multifacéticos, con raíces históricas profundas y dinámicas contemporáneas complejas, explicó el doctor Gilberto Conde, investigador del Centro de Estudios de Asia y África (CEAA) en El Colegio de México, en la mesa redonda Conflicto y Paz en las relaciones internacionales: La situación en Medio Oriente.
Durante el evento organizado por el Posgrado en Relaciones Internacionales de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de manera virtual, el académico dijo que Medio Oriente ha sido escenario de numerosos conflictos, incluyendo el árabe-israelí, guerras civiles, y la lucha contra grupos terroristas, con impactos significativos en la estabilidad regional e internacional.
Pero, para tener un panorama más amplio hay que hacer referencia a la historicidad de la pugna, varios factores religiosos pertinentes al islam y al judaísmo dictan el papel de la religión como factor principal, en particular la santidad de los lugares sagrados y las narrativas apocalípticas de ambas religiones, que son perjudiciales para cualquier posibilidad de paz duradera entre las partes, explicó.
Sin embargo, tiene raíces complejas que incluyen la influencia del imperialismo europeo, la creación del Estado de Israel y las tensiones geopolíticas y religiosas. El imperialismo europeo, con la búsqueda de nuevas rutas comerciales y recursos, llevó a la intervención en la región, lo que afectó su configuración política y territorial.
El Intervencionismo estadounidense militar y político en varias naciones de Medio Oriente, como parte de los orígenes del conflicto, a menudo se ha justificado por sus acciones en la lucha contra el terrorismo o para proteger sus intereses económicos, como el petróleo, lo que exacerba la tensión entre diferentes grupos y países, creando un ciclo de violencia y desestabilización, resaltó.
En esa misma línea, la maestra Irais Fuentes Arzate, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indicó que el conflicto tiene profundas raíces étnicas, religiosas y económicas que se entrelazan. La creación del Estado de Israel y el movimiento sionista generaron tensiones con los palestinos, marcadas por la disputa por territorios, recursos y el control de lugares sagrados.
Además, las divisiones religiosas, especialmente entre sunitas y chiítas, y las rivalidades geopolíticas entre potencias regionales como Irán y Arabia Saudita, exasperan la inestabilidad. La lucha por el control de los recursos naturales y la distribución desigual de la riqueza, también juegan un papel en la dinámica del conflicto.
Subrayó que los intereses estratégicos capitalistas se entrelazan con la geopolítica de la región, las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, buscan proteger sus inversiones y asegurar el flujo de los recursos energéticos, como el petróleo, el gas y las rutas comerciales, mientras que potencias emergentes como China compiten por influencia y acceso a los mismos.
Por su parte el maestro Carlos Hugo Zamarrón Romero, profesor de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la FES-Acatlán de la UNAM, explicó que la larga duración de la lucha en Medio Oriente es causa “del colonialismo como factor en la génesis de conflictos”, este ha desempeñado un papel significativo en la configuración de los problemas actuales.
Las potencias europeas establecieron fronteras artificiales, fraccionaron territorios y fomentaron divisiones étnicas y religiosas que aún hoy impactan en la región. La injerencia extranjera, la explotación de recursos y la creación de estados compuestos son legados coloniales que contribuyen al desequilibrio y los conflictos.
Abundó que el capitalismo del siglo XXI, con su dinámica de competencia global y búsqueda de recursos, juega un papel complejo en el conflicto. Por un lado, la región es rica en recursos energéticos, lo que la convierte en un área de interés estratégico para las potencias capitalistas, generando tensiones y rivalidades. Por otro, el capitalismo neoliberal ha exacerbado las desigualdades sociales y la precarización laboral, contribuyendo a la inestabilidad política y social que alimenta la problemática.
Los especialistas concordaron que, para lograr la paz en el conflicto de Medio Oriente, se requiere de una combinación de herramientas diplomáticas, como la negociación, la mediación y la creación de confianza, junto con el apoyo de la comunidad internacional.
Promover una cultura de paz implica fomentar valores como el diálogo, la tolerancia, la no violencia y el respeto por los derechos humanos, la cooperación entre diferentes países y organizaciones internacionales puede ser clave para abordar los desafíos regionales y suscitar la estabilidad en Medio Oriente.
La diplomacia preventiva, que incluye la identificación temprana de riesgos y la implementación de medidas para evitar la violencia, es crucial para abordar las causas profundas del conflicto, pero más aún la reducción y la eliminación de armas de destrucción masiva pueden disminuir la capacidad de las partes para recurrir a la violencia.