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24 de Junio de 2025
• Al aplicar este conocimiento científico en el estudio de poblaciones antiguas y en la búsqueda de personas desaparecidas
• Permitió que a nivel nacional se estableciera la primera Especialización en Antropología Física Forense
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
23/06/2025, Xalapa, Ver.
En los últimos años la Universidad Veracruzana (UV) ha consolidado la línea de investigación en bioarqueología y antropología física forense con aplicaciones en el estudio de poblaciones antiguas y en la búsqueda de personas desaparecidas.
Margarita Meza Manzanilla, investigadora del Instituto de Antropología de esta casa de estudios, ha encabezado estos esfuerzos desde 2019, año en que ganó una plaza académica específica para el análisis de restos humanos antiguos.
“El espacio que ahora es el Laboratorio de Bioarqueología era una bodega, junto con estudiantes la transformamos con recursos propios y apoyos provenientes del gobierno del estado y de la Universidad”, relató.
Gracias a estas gestiones, hoy este espacio enfocado en la investigación cuenta con anaqueles especializados, mesas de trabajo, materiales anatómicos y una colección ósea, lo que ha permitido el desarrollo de tesis y proyectos académicos, mencionó.
De los huesos antiguos a la búsqueda de desaparecidos
La bioarqueología estudia restos humanos y materiales biológicos de sociedades antiguas, lo que permite conocer prácticas culturales, condiciones de salud, sistemas políticos y religiosos del pasado.
Sin embargo, la línea de investigación también ha abierto una puerta importante al presente: la antropología forense; esta relación, dijo Margarita Meza, permitió que en la UV se estableciera a nivel nacional la primera Especialización en Antropología Física Forense.
Derivado de lo anterior, también se ha capacitado a colectivos de madres buscadoras en la identificación de fragmentos óseos: “Respondimos a una solicitud que ellas hicieron a la Universidad y les impartimos un curso de introducción al análisis de restos óseos”.
Uno de los logros recientes ha sido la incorporación de la disciplina de bioarqueología como experiencia educativa obligatoria en el plan de estudios de la Licenciatura en Arqueología. Además, se han abierto cursos para estudiantes y profesionistas, e incluso colaboraciones con instituciones nacionales e internacionales.
“Ahora se suma un grupo de genetistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para trabajar en colaboración en un proyecto de ADN antiguo en tres sitios arqueológicos ubicados en el estado.”
Cabe mencionar que estas investigaciones buscan establecer relaciones biológicas entre comunidades del pasado, identificar padecimientos presentes en épocas prehispánicas y entender su posible impacto en la actualidad.
“Conocer a las sociedades del pasado nos permite entender la transición cultural y social que hemos vivido, y saber cómo algunas enfermedades nos han acompañado hasta hoy”, comentó Meza Manzanilla.
Uno de los desafíos actuales, explicó la investigadora del Instituto de Antropología, es recuperar y estudiar restos excavados en décadas pasadas (1950, 1970 y 1990), cuyos contextos arqueológicos se han perdido debido al fallecimiento de quienes los hallaron originalmente y no se les dio seguimiento. “El reto es reconstituir esa información para poder interpretar mejor las poblaciones antiguas”, indicó.
Si bien existen limitaciones de espacio, tiempo y recursos, Margarita Meza considera que el trabajo ha rendido frutos: “Desde 2019 se han desarrollado cinco tesis derivadas de esta línea de investigación, así como estudios publicados y colaboraciones en marcha”.
Finalmente, extendió una invitación al alumnado interesado en sumarse a este trabajo: “Este espacio se construyó con estudiantes de servicio social que luego se convirtieron en tesistas, y ahora algunos ya buscan posgrados. Se han sumado no solo de Antropología, también de Historia y próximamente de Genética de la UNAM. Las puertas están abiertas para quienes quieran aprender y colaborar”.