Reconstrucción en San Mateo del Mar, un esfuerzo colaborativo de 30 meses

26 de Febrero de 2020

Reconstrucción en San Mateo del Mar, un esfuerzo colaborativo de 30 meses


21 de febrero de 2020.

• Luego de los sismos de septiembre de 2017, miles de personas de Oaxaca se quedaron sin sus viviendas. Gracias al trabajo de la Fundación Loyola y la participación de instituciones como el ITESO ya se reconstruyeron 80 casas.

Luego de dos años y medio de trabajo conjunto entre diversas obras jesuitas y organizaciones civiles, así como con la comunidad de San Mateo del Mar, Oaxaca, el proyecto de reconstrucción de vivienda y tejido social ya logró la construcción y remozamiento de 80 viviendas tras los sismos del 7 y el 19 de septiembre de 2017.

Estos desastres naturales fueron devastadores para San Mateo del Mar, municipio oaxaqueño del Istmo de Tehuantepec habitado en su mayoría por la comunidad indígena ikoots. Sesenta por ciento de la población se quedó sin vivienda, lo que agravó la situación de marginación que ya vivía el pueblo.

De acuerdo con los datos de la Medición de Pobreza Municipal, del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), 82 por ciento de las 14 mil 835 personas que habitan este poblado carecía de viviendas de calidad y con espacios, y 95 por ciento de ellas no tenía acceso a los servicios básicos como drenaje o electricidad, ubicando a la localidad en el lugar 564 de 570 municipios de Oaxaca en cuanto a mayor rezago social. Estos datos son de 2015, por lo cual los sismos seguramente empeoraron las estadísticas.

“Hubo mucha disposición de la gente a organizarse, no solo era llegar a ayudar, y se aceptó una coordinación de diversas instituciones”, explicó Sergio Cobo, SJ, delegado institucional de la Fundación Loyola. “Si no hay una coordinación de la gente, esto no funciona”.

La reconstrucción de vivienda en San Mateo del Mar fue un trabajo conjunto con el respaldo financiero de la Fundación Loyola, la cual recibió 8 millones 887 mil 847 pesos en donativos (hasta 2018) para ayudar a la gente afectada por los terremotos.

Este trabajo implicó no solo la construcción de 80 casas, sino también el respaldo a 100 familias y 14 mil 252 beneficiarios indirectos, así como la reconstrucción del tejido social.

Respaldo jesuita y social

El éxito del proyecto fue posible debido a la coordinación y organización entre diversas obras jesuitas, católicas y organizaciones sociales, quienes además de apoyar también aprendieron de las comunidades locales y las motivaron a colaborar entre sí.

El ITESO, una de las instituciones involucradas, jugó un papel fundamental con el equipo Reconstrucción del Istmo, coordinado por los profesores Gerardo Cano y Carlos Estrada. Este grupo del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) de la universidad aportó el estudio de los suelos, que permitió construir viviendas más seguras y asentadas que pudieran resistir algún futuro sismo, y adaptadas a las costumbres culturales y cotidianas locales.

“En la última etapa ya colocamos techos de palma, tal y como se usa allá, porque es un material más fresco. Si poníamos techos de cemento o de lámina las casas serían un horno”, recordó Sergio Cobo.

El ITESO apoyó con la reconstrucción de 30 de las 80 casas, el mejoramiento de nueve cocinas tradicionales y la implementación de 11 sistemas de captación de agua.

La asociación civil Casa y Ciudad, constituida en 1984 y dedicada a la asesoría, investigación y apoyo en cuestiones de vivienda y espacio público, aportó 40 viviendas. Por su parte la organización Aldea Arquitectónica respaldó la construcción de las diez casas restantes.

Además del ITESO también participaron estudiantes y profesores de la Universidad Iberoamericana (Ibero) Ciudad de México y del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), ubicado en Jaltepec, Oaxaca, con alumnos que hablan la lengua huave del pueblo indígena ikoot. También se hicieron presentes grupos católicos como Cáritas y la pastoral social de Tehuantepec.

El proyecto ha recibido premios como el Reconocimiento Latinoamericano para Investigaciones y Casos de Reconstrucción Social del Hábitat post Desastres 2018, entregado por la Coalición Internacional del Hábitat y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y la medalla de oro de la Bienal de Arquitectura Jalisciense de la Academia Nacional de Arquitectura, capítulo Guadalajara.

"Fue una bendición que nos pudimos coordinar, sin celos, varias instituciones que apenas nos conocíamos”, mencionó Cobo.

Sin embargo ninguno de estos organismos habría conseguido algo de no ser por la participación activa de la comunidad de San Mateo del Mar. Para aglutinar las voluntades individuales en un trabajo en equipo se rescató el tequio, una forma de trabajo colaborativo propia de las comunidades indígenas en la que cada persona se hace responsable de reconstruir su casa y de apoyar en la edificación de las demás.

"No se hizo una sola casa si no se cumplía la condición de que un miembro de la familia trabajara en su casa y en las de las demás. Diez hombres solos no pueden construir una casa, pero diez hombres unidos pueden construir más de una casa", complementó Cobo.

En abril, informe actualizado

Tras el reporte 2018 del proyecto "Vivienda y vida digna en San Mateo del Mar", la Fundación Loyola presentará un informe actualizado sobre sus actividades en 2019 a más tardar en abril de este año con actividades y visitas en Guadalajara, Ciudad de México y el Istmo de Tehuantepec.

“Estamos cerrando cuentas para un informe que daremos de todos los resultados de construcción, contables, administrativos y organizativos, porque fue un trabajo que tenía todos esos niveles, no solo de ayudar sino de administrar y organizarse con la gente”, explicó Sergio Cobo.

Aunque el objetivo de reconstruir 100 casas no se cumplirá, el modelo de trabajo llevado a cabo con la comunidad ikoots ha sido tan exitoso que el gobierno federal echará a andar este mismo año un programa de reconstrucción de mil 100 viviendas, tanto en San Mateo del Mar como en otras localidades del Istmo de Tehuantepec.

“El gobierno federal está empezando un proceso de reconstruir cerca de 400 casas más en San Mateo con el modelo que trabajamos nosotros, pero con financiamiento federal, y otras 700 casas en poblados cercanos”, amplió Cobo.

¿Cómo acercarse a la Fundación Loyola?

Los alumnos, académicos y personal del ITESO se pueden vincular con los proyectos y causas de la Fundación Loyola por medio de los Programas de Aplicación Profesional (PAP).

Los PAP son un proceso formativo para los estudiantes que propone una experiencia profesional con diversos sectores sociales, entre los que se encuentran los más desfavorecidos.

La Fundación Loyola ofrece soporte institucional y financiero a los proyectos sociales y pastorales de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, tiene servicios y proyectos en cuatro áreas prioritarias: apoyo a migrantes, economía y producción social, salud y prevención, y derechos humanos y cultura.

De acuerdo con el Informe 2018 de la Fundación Loyola la organización respalda 54 proyectos en toda la República Mexicana. Los alumnos se pueden contactar con la fundación en su página web o en la misma universidad en la que estudian.

También pueden donar, adquirir productos en la tienda virtual y conocer más detalles de las diversas causas en https://www.fundacionloyola.mx/.