Textura, sensualidad y belleza del son en imagen

4 de Marzo de 2020

Textura, sensualidad y belleza del son en imagen


29 de febrero de 2020

• Fotografía de Claudia Abuali se presentará hasta el 13 de marzo en la Unidad Cuajimalpa

La tradición musical del Son de México evoca color, sonoridad y movimiento, motivos que inspiraron una muestra fotográfica plena de vitalidad, que la mexicana Claudia Abuali presenta en la galería de la Biblioteca Dr. Miguel León-Portilla de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La propuesta visual –abierta hasta el próximo 13 de marzo– consiste en un registro gráfico del género y las expresiones que lo acompañan: danza, zapateo, canto y topadas, como denominan en ciertas regiones los encuentros entre ejecutantes.

El recorrido en imágenes incluye vistas de quienes conservan viva esta usanza, un estilo melódico ampliamente difundido y cuya riqueza y variedad se extiende por todo el territorio nacional: en los estados de Oaxaca y Chiapas, o en las regiones de Tierra Caliente, la Huasteca o la Mixteca suenan desde hace siglos las jaranas, el cajón, el violín y la guitarra, con profundas variaciones si se añaden la marimba, la tamborita o el güiro.

De ese universo sonoro y multicolor Abuali reúne la parte emocional “de la música y la magia de la fotografía; con un trabajo minucioso, pues cada imagen nos envuelve de cadencia, armonía y sentimiento”, refiere el texto de sala.

El son abreva de la tradición oral y la poesía canta en poemas o coplas de amor, paisaje, leyenda o mito, así como en pregones que forman parte del imaginario: “Ay que bonito es volar, a las dos de la mañana” o “Querreque”.

Imágenes en blanco y negro, en selección de color y otras fieles a la cromática del momento permiten apreciar detalles, superficies y aun texturas de cada episodio congelado por la lente de la artista.

En palabras de la poeta y narradora Avril Blanco, autora del texto de bienvenida, el blanco y negro de las instantáneas “da un carácter evocativo a la melancolía y la nostalgia de un estilo musical que ha acompañado a nuestro país desde hace cientos de años” y cada obra juega con los acentos y los de la vestimenta y los instrumentos propios del son.

En conjunto, su estética podría describirse como la fotografía de las texturas, la sensualidad y la belleza, apreciándose “manos que tocan un instrumento con amor”, un afecto que junto con el respeto y la pasión se transmiten en todas las piezas y, justo como el son llena el alma de música, la muestra “colma la vista y el corazón de hermosura y felicidad”.

En Mi son, mi jarana y mi amor, impresión digital sobre algodón, una mujer toca ese instrumento cordófono característico del son de Veracruz, adornada con un rebozo azul que da vida a la composición.

La vihuela que tomo y hago mi son explora a fondo la constitución de este cuerpo de madera, de uso común en ensambles para marcar la base rítmica y una línea armónica con acordes y rasgueados bullangueros.