Tormentas solares geomagnéticas podrían tener algunas afectaciones en telecomunicaciones

16 de Mayo de 2024

Tormentas solares geomagnéticas podrían tener algunas afectaciones en telecomunicaciones


14 de mayo de 2024

• Las tecnologías que hoy se utilizan están preparadas para recibir este tipo de descargas eléctricas

• No tienen relación con el clima ni con la temperatura del planeta

María Teresa Cedillo Nolasco

Las tormentas solares geomagnéticas que dieron lugar a las auroras boreales registradas en distintas regiones de México el 10 de mayo, podrían tener algunas afectaciones en telecomunicaciones, pero no habría de qué preocuparse porque las tecnologías que hoy se utilizan “están mejor preparadas para recibir este tipo de descargas eléctricas”, consideró el doctor Mario De Leo Winkler, director de Comunicación de Conocimiento de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El doctor en Astrofísica por la Universidad Nacional Autónoma de México y ex investigador posdoctoral, docente y comunicador de la ciencia de la Universidad de California señaló que además estas explosiones y auroras boreales no tienen relación con el clima ni con la temperatura del planeta.

Entrevistado a propósito de la tormenta solar geomagnética registrada el pasado 10 de mayo y la posibilidad de que ocurra otra en los próximos días, el especialista explicó que el Sol tiene periodos de actividad de 11 años, durante los cuales pasa de un mínimo a un máximo de actividad, “que se refleja en lo que solemos conocer como manchas solares, las cuales aparecen en la parte más externa del sol, y mientras más hay, más actividad existe en la estrella”.

Éstas han sido vistas desde la época de Galileo Galilei y desde entonces hay registro de su presencia. Cuando el Sol se acerca a un máximo de actividad hay más y cuando va a un mínimo hay menos. Es en este año 2024 en que se registró el mayor pico de actividad en el periodo de los 11 años, expuso.

Lo que sucede con el Sol es que disminuye su campo magnético y se vuelve a organizar en este periodo y aunque las manchas no se ven a simple vista, sino que es necesario utilizar equipos especializados, el campo magnético se comporta como “pelitos” que salen y entran en la superficie del sol, pero lo relevante es que cuando se tocan, se pueden aniquilar y sale eyectado material del Sol “a la que por su naturaleza llamamos viento solar, emisiones de masa coronal, explosiones solares”, y son éstas desde donde se “avientan” partículas eléctricamente cargadas al espacio exterior que pueden viajar hasta llegar a la Tierra.

“Al llegar a la Tierra se encuentran con que éste tiene también un campo magnético que es protector del planeta; es decir, tiene un núcleo de hierro líquido, el cual genera el campo magnético que la protege”.

Dichas partículas solares cargadas eléctricamente “siguen la trayectora del campo magnético terrestre hasta donde se origina, que son el polo norte y el polo sur, entran y dotan de energía a las partículas de la atmósfera que hay en la Tierra, por lo que, acto seguido, emiten luz y a esto le conocemos como auroras boreales y auroras australes”.

En esta ocasión hubo mucha actividad del Sol y “tuvimos un grupo de manchas solares el 10 de mayo que se llamó el Grupo 3664, que emitió una gran cantidad de partículas que entraron por los polos y generaron muchas auroras boreales”, y como fueron tantas, lograron permear “más al sur desde el polo norte y más al norte desde el polo sur”, en el globo terráqueo; es decir, se necesitaron este tipo de explosiones solares tan fuertes para que pudieran introducirse a latitudes más cercanas al ecuador.

“Tuvimos noticias de auroras boreales en entidades como Zacatecas, San Luis Potosí y Yucatán, donde es muy raro verlas. En la Ciudad de México el último registro de auroras boreales es de 1859 y esta vez no las observamos aquí”.

De Leo Winkler indicó que una tormenta solar geomagnética “sí puede generar apagones a nivel GPS y telecomunicaciones, porque los satélites no tienen la protección de la atmósfera por estar en el espacio”. Esa electricidad “puede interrumpir los circuitos de los satélites, freírlos, incluso”.

Agregó que a nivel Tierra las radiocomunicaciones también pueden verse afectadas “porque es introducir mucha electricidad y puede afectar ese tipo de comunicaciones”.

Al respecto explicó que el fenómeno Carrington, ocurrido en 1859 implicó un grupo “gigantesco” de manchas solares, en ese entonces teníamos postes de telégrafos y de luz; efectivamente entró mucha electricidad a la atmósfera y al tratarse de una tecnología muy vieja, esa electricidad ingresó a los cables de luz y generó apagones, explosiones e incendios”.

Añadió que en esa ocasión los expertos consideran que no volverá a suceder, porque las explosiones no han sido de la misma intensidad y la tecnología con la que el mundo cuenta hoy, está mejor preparada para recibir este tipo de descargas eléctricas.

Dijo que se debe estar atentos a la ocurrencia de algunas disrupciones en telecomunicaciones, pero “no habría más afectaciones por ahora.” Estos fenómenos suceden todos los días, han ocurrido durante millones de años y no tendría por qué preocupar”.

Señaló por último que estas auroras y explosiones no afectan el clima en la Tierra y por tanto tampoco con la temperatura del planeta.