Un llamado para preservar las lenguas originarias

3 de Marzo de 2020

Un llamado para preservar las lenguas originarias


28 de febrero de 2020.

• El colectivo Nuestras Culturas, integrado por estudiantes del ITESO, organizó una serie de actividades en el campus con el objetivo de visibilizar la riqueza y diversidad de las lenguas originarias y la necesidad de mantenerlas vivas en un contexto marcado por el racismo y la discriminación.

Luego de 300 años como colonia española, México alcanzó su independencia en 1821. Cuando se hizo el primer censo, más de 60 por ciento de la población hablaba una lengua originaria. Casi 200 años después los números son otros. De acuerdo con el censo intermedio de 2015 solo 6.5 por ciento de la población, aproximadamente ocho millones de personas, habla una lengua originaria.

La cifra es relevante considerando que con sus 68 lenguas México es uno de los países con mayor diversidad lingüística del mundo y, al mismo tiempo, es también escenario de una dinámica marcada por el racismo que parece haber condenado a la extinción paulatina a las llamadas lenguas indígenas.

Para reflexionar sobre todo esto, pero también para visualizar escenarios que puedan revertir la situación, el ITESO se sumó a las actividades del Día Internacional de la Lengua Materna con un programa organizado por el colectivo Nuestras Culturas (Nucu).

Luis Ángel Oseguera Farías, estudiante afromexicano de la Licenciatura en Gestión Pública y Políticas Globales, explicó que desde el colectivo Nucu —que congrega a alumnos provenientes de pueblos indígenas, afromexicanos y de comunidades rurales— se busca “dar acompañamiento y realizar actividades para hacer visibles a nuestros pueblos” en el contexto de una cultura racista.

Señaló que el racismo está normalizado y esto se ve reflejado en la pobreza en la que se encuentran los pueblos indígenas y en el despojo territorial, entre otras situaciones. De ahí la importancia, añadió, de que “abracemos nuestra diversidad cultural y lingüística”.

Después de su intervención, Oseguera Farías cedió la palabra a Nayeli Mateo Arenas, chatina oaxaqueña que trabaja con niños nahuas en una escuela en Texcoco, Estado de México.

Nayeli destacó la importancia de “entender otras formas y otras realidades de vida”. Para ejemplificar, dijo que la educación llamada occidental tiende a priorizar la razón, mientras que “los pueblos originarios construimos el pensamiento y el conocimiento desde el sentir. A través del cuerpo pasan los conocimientos y operan en nuestras subjetividades”.

La profesora señaló que en México se ha buscado homogenizar a la población y se ha creado un estereotipo en el que el indígena siempre está asociado a la pobreza y a la idea de la inferioridad. Esto ha propiciado conductas racistas y dado pie a la discriminación, razón por la cual “los padres ya no hablan su lengua materna y no la enseñan para que sus hijos no sean discriminados”.

Sin embargo, añadió, es necesario crear conciencia de la importancia de no homogenizar y abrirse a otras formas de entender y relacionarse con el mundo desde la diversidad.

Después de la conferencia de Nayeli Mateo Arenas se incorporaron a la mesa Carlos Ruiz, mazahua y promotor del jñatrjö, su lengua materna; Isidoro Félix, wixárika, y Saraí Jiménez, mixe y hablante de ayöök. Cada uno comenzó su intervención en su lengua materna para señalar que conservar la lengua originaria es importante y un orgullo.

“Hablar mi lengua es enriquecedor, porque demuestra que no hay una sola manera de ver y nombrar las cosas”, dijo Saraí Jiménez, mientras que Isidoro Félix señaló que “es una manera de resistir en la era de la globalización en la que las lenguas se han ido disolviendo”. Carlos Ruiz destacó que en un entorno urbano hablar la lengua originaria implica asumirse como “un ser ajeno al entorno”.

Todos los participantes coincidieron en señalar que el desinterés por cuidar y promover las lenguas originarias pasa por la escuela, ya que pareciera que las políticas educativas del país están diseñadas para terminar con la diversidad lingüística y estandarizar la educación.

A eso se suma, puntualizó Isidoro, una política que busca apostar “por una sola lengua, el castellano; una sola cultura y una sola nación”. Carlos Ruiz añadió que la autocensura propiciada por los estereotipos también incide, y añadió que “una persona que salva a una lengua originaria rescata a todo un pueblo, una cosmovisión, una tradición”.

Finalmente, también se habló de cómo la preservación y difusión de las lenguas originarias es una forma de resistencia.

“Las lenguas no pueden entenderse sin sus territorios, así que la defensa de la lengua es también la defensa del territorio. La resistencia de la lengua va acompañada de la organización social y política”, concluyó Nayeli Mateo.