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30 de Enero de 2014
Los empresarios de la industria de la curtiduría en la Zona Metropolitana de Guadalajara necesitan innovar para superar la crisis, que alcanzó uno de sus puntos más álgidos en 2004 y que provocó la desaparición de numerosas tenerías en Jalisco, afirmó la doctora Elena de la Paz Hernández Águila, investigadora titular del Departamento de Estudios Socio Urbanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Uno de los riesgos que tiene la industria es que todos los curtidores se conviertan en importadores de pieles o de sintéticos. “Ese es un futuro no deseable, pero posible. De ser así se vería afectada la creación de empleos en el estado”, afirmó la doctora, quien investiga la situación actual de la industria del calzado en Jalisco.
Señaló que el declive en el sector de la curtiduría, aunque data de la década de los años noventa, es más evidente a partir de 2004, ya que en ese año se observa un severo decremento del volumen producido de pieles de ternera y de res. En el primer caso, de 79 mil 224 de decímetros cuadrados de piel en 1994, bajó la producción a 6 mil 238 en 2004. En el segundo caso, de 686 mil 252 decímetros cuadrados a 145 mil 37, tomando como referencia los mismos años.
Este debilitamiento tiene como una de sus causas la importación de pieles del extranjero a un precio más barato. Por ejemplo, se importan cueros de cerdo de China; de cabra, de África; de res, de Perú, Bolivia, Argentina y Brasil, porque en el país, según información proporcionada por empresarios, son escasos y de mala calidad. “En México el ganado se alimenta en los pastizales y se rasga mucho la piel en los alambrados, por lo que su calidad es menor, a diferencia de otros países que lo cuidan en granjas”, abundó Hernández Águila.
En este crítico panorama de la industria también incidió la introducción de material sintético para hacer zapatos, la entrada de calzado del extranjero, sobre todo de China y las crisis económicas que desde los años ochenta disminuyeron el poder adquisitivo de gran parte de la población, lo que no le permitió comprar calzado de piel. Las devaluaciones provocaron, además, que muchas empresas curtidoras desaparecieran al no poder pagar sus deudas por la compra de maquinaria y materia prima. Es el caso de Curtidos Rexis, que llegó a tener dos mil trabajadores; Tenerías Gallo y Star, por mencionar algunas.
En Jalisco actualmente sólo quedan tres tenerías importantes: PIELMEX, Impulsora de Pieles y Pieles “La Sultana”. Esta lista no incluye a las pequeñas empresas dedicadas al ramo. “Me refiero a los negocios pequeños que son maquiladores instalados en el barrio de El Retiro y la zona oriente de la ciudad”, dijo la investigadora. Las empresas que superaron la crisis tienen la posibilidad de sobrevivir si buscan nuevos nichos de mercado, como las empresas marroquineras.
La percepción de los curtidores no ayuda mucho al fortalecimiento de la industria en el estado. Hay tenerías que se han trasladado a León, Guanajuato, ya que los empresarios del ramo perciben que allá reciben más apoyos. Señalan que, por ejemplo se instaló una planta de tratamiento de aguas residuales para beneficiarlos; además, dicen tener acceso a créditos baratos.
Explicó Hernández Águila que, como consecuencia, es evidente el debilitamiento de las asociaciones que incluyen a curtidores. La Asociación de Proveedores de la Industria del Calzado en Jalisco recientemente se tuvo que fusionar con la expo de curtidores que se realiza en la Ciudad de México, ya que desapareció la que tenía lugar en Guadalajara, por la reducción de sus miembros.